viernes, 4 de mayo de 2007

La Iglesia china en la vida de 7 obispos


MIGUEL FU TIESHAN


Ha sido obispo de Pequín, oficialmente colocado por las autoridades comunistas, desde 1979 hasta su muerte, el pasado 20 de abril. Y ha sido quizá el único obispo chino del último medio siglo que a lo largo de su vida no ha estado en prisión o en cárcel o en un campo de reeducación.

No se reconcilió nunca con Roma. Más aún, se señaló siempre como encendido antipapista. El 1 de octubre del 2000 criticó ásperamente a Juan Pablo II por “haber osado” canonizar 120 mártires chinos y misioneros extranjeros, “instrumentos del colonialismo”.

En compensación subió muy alto en la carrera política. Fue vicepresidente de la asamblea nacional del pueblo, el parlamento chino. Fue vicepresidente y secretario general del consejo de obispos chinos, la conferencia episcopal títere, no reconocida por Roma. Sobre todo, fue presidente de la Asociación Patriótica, el organismo que controla la Iglesia oficial, que tiene en sus estatutos el mandato de constituir una Iglesia china independiente.

Antes de morir recibió la visita del presidente Hu Jintao y las exequias fueron las de un líder político de primera categoría. Un comunicado oficial lo exaltó como “líder religioso patriótico, activista social y gran amigo del partido comunista chino”. Ningún representante vaticano asistió a sus funerales. En primera fila estaba en cambio Chen Maoju, la mujer que durante la larga enfermedad del prelado había asumido el control de los bienes de la diócesis, comprando y vendiendo casas y terrenos de gran valor, en el centro de la capital.

La sucesión dirá una palabra importante sobre el futuro de la Iglesia china. Si el nuevo obispo de Pequín estará en comunión con el Papa, probablemente será el fin para la Asociación Patriótica.


JOSÉ ZENG CHANGCHENG


También fue nombrado por las autoridades chinas en 1991, a la cabeza de la diócesis de Fuzhou. Pero inmediatamente, a través de intermediarios de Hong Kong, buscó ponerse en contacto con Roma para regularizar su posición.

En Fuzhou estaba presente también otro obispo, José Yang, clandestino y en comunión con Roma. Entre las dos comunidades las relaciones eran pésimas. Los clandestinos acusaban al obispo oficial de ser infiel al Papa. Cuando por el contrario Zeng, antes de ser hecho obispo, había estado en la cárcel por casi 30 años precisamente por haber rechazado siempre renegar de la fe cristiana y la obediencia a la Sede de Pedro.

En los últimos años de vida, Zeng recibió de Roma importantes signos de reconocimiento de su fidelidad. A través del obispo de Hong Kong recibió el anillo episcopal y a través del cardenal Iván Dias, prefecto de Propaganda Fide, la bendición de Benedicto XVI. Murió el 18 de diciembre del 2006, a los 94 años.


JOSÉ WEI JINGYI


Es el obispo de la diócesis de Qiqihar, clandestino. Su predecesor también era clandestino, Pablo Guo Wenzhi, muerto el 29 de junio del 2006 a la edad de 84 años. Desafiando la prohibición de las autoridades políticas, Wei le celebró los funerales y lo enterró en un lugar secreto.

Fue uno de los cuatro obispos chinos invitados por Benedicto XVI a participar en el sínodo de los obispos en Roma en octubre del 2005. Pero ni él ni los otros tuvieron el permiso para ir.

Vive en un pequeño pueblo, el único lugar donde las autoridades políticas le permiten ejercer su ministerio, que jurídicamente es ilegal. Tiene 48 años y sus sacerdotes son casi todos más jóvenes que él. En China hay un vacío impresionante de sacerdotes entre 45 y 70 años: un vacío producido por el terrible periodo de la Revolución Cultural. Un efecto de este vacío es el salto de edad que se tiene entre los obispos muy ancianos de la generación heroica que está poco a poco desapareciendo y sus sucesores, todos en torno a los 40 años: una diferencia sin parangón en la Iglesia.


ANTONIO LI DUAN


Fue obispo oficial de Xian desde 1987 hasta su muerte, el 25 de mayo del 2006. De joven transcurrió 20 años en los campos de detención y, si bien después fue puesto como cabeza de la diócesis de las autoridades comunistas, jamás se sometió a la Asociación Patriótica.

En enero del 2000, por ejemplo, se escondió por varios días para no tomar parte en la ordenación ilegítima de cinco nuevos obispos no reconocidos por Roma.

Bajo su gobierno la diócesis de Xian se convirtió en una de las más florecientes. En sus funerales participó una multitud de gente. Su tumba es meta de peregrinación, como la de un santo. Es verosímil que haya sido él el cardenal “in pectore” creado por Juan Pablo II en el consistorio del 2003 y nunca revelado.

Lo miraban como a un faro los “cristianos culturales”, o sea los círculos intelectuales que en China, aún no siendo cristianos, cultivan los estudios del cristianismo, hacia el cual muestran respeto y admiración.


JOSÉ XING WENZHI


Fue ordenado obispo el 28 de junio del 2005, a la edad de 42 años, como auxiliar de la diócesis de Shangai, con el reconocimiento oficial del gobierno y la tácita aprobación de la Santa Sede.

El titular oficial de la diócesis es hasta ahora el obispo Aloysius Jin Luxian, 92 años, del que Xing será sucesor. Pero en Shangai hay también un obispo clandestino, José Zhongliang, también él anciano y muy enfermo. Fan y Jin, ambos jesuitas, eran en los años cincuenta estrechos colabores del entonces obispo de la ciudad, Ignacio Gong Pinmei. Cuando el régimen maoísta y después la Revolución Cultural destruyeron la diócesis, fueron todos encarcelados. Liberados años después, tomaron caminos diferentes. Fan escogió la clandestinidad, Jin optó por la Iglesia oficial y fue creado obispo regente de la diócesis. Cuyo titular, el irreducible Gong Pinmei, quedaba en libertad vigilada y al final fue obligado a exilio en los Estados Unidos, donde después murió. Juan Pablo II lo hizo cardenal “in pectore” en 1979 y le confirió la púrpura en 1988.

Jin tiene el reconocimiento del gobierno, pero hasta ahora no tiene el de Roma; Fan es reconocido por Roma pero no por Pequín. Para ambos el sucesor será uno solo: Xing, reconocido tanto por Roma como por las autoridades chinas.


LIU JINGSHAN


Pasó 19 años en prisión y como sacerdote reinició el ejercicio de su ministerio en la provincia occidental de Ningxia, con prevalerte población musulmana. Las autoridades comunistas lo quisieron obispo en 1993, a Yichuan, la capital de la provincia. Pidió y obtuvo pronto la bendición de Juan Pablo II.

Y ahora a los 96 años, desea que le suceda un obispo también capaz de “tener unida la Iglesia”. Su candidato es Li Jing, 38 años, estudios teológicos en Alemania, actual vicerrector del seminario nacional de Pequín. Con la previa, tácita aprobación de Roma, Li deberá ser votado por la mayoría de los representantes oficiales de la diócesis, sacerdotes, religiosas y laicos, y por tanto obtener el reconocimiento oficial del gobierno de Pequín.


JOSÉ LIU XINHONG


Es uno de los tres jóvenes obispos ordenados ilegítimamente en el 2006. Desde el 3 de mayo del año pasado es obispo de Wuhu, en la provincia oriental de Anhui. Ha pedido la aprobación de Roma, pero no la ha obtenido. En un comunicado la Santa Sede ha definido su ordenación episcopal “una grave herida a la unidad de la Iglesia para la cual están previstas severas sanciones canónicas”

La sanción a la que se hace referencia es la ex comunión, que se opera automáticamente si la ordenación se ha dado y recibido libremente. Pero el Vaticano implícitamente ha excusado a los autores del acto suponiendo que lo hayan realizado obligados.

Pero si la Asociación Patriótica organizase en el futuro otras ordenaciones ilegítimas (ya tendría listos sus candidatos para Pequín) se prevé que la reacción de Roma será más dura. Exigirá de los nuevos obispos ilegítimamente ordenados no ejercitar su ministerio.

Fuente: Agencia Italiana de Noticias

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