domingo, 27 de mayo de 2007

El Papa promueve la liturgia de San Pio V


Fue una de las reformas más radicales que surgió del Concilio Vaticano Segundo: la misa, núcleo del culto católico, sería celebrada en los idiomas vernáculos en vez del latín.

Ahora, poco más de una generación después, el papa Benedicto XVI se apresta a revivir la misa tridentina del siglo XVI.

Al hacerlo así desoirá las objeciones de algunos cardenales, obispos y judíos, cuyas quejas abarcan desde el texto de la antigua misa hasta la simbólica desestimación del concilio de 1962-65. Muchos en la Iglesia consideran ese concilio como una reforma necesaria y un nuevo comienzo, enfoque que contrasta con el de Benedicto, que lo ve como una renovación de la tradición eclesiástica.

Un dignatario del Vaticano, el cardenal colombiano Darío Castrillón Hoyos, confirmó hace algunos días que el pontífice empezará a aliviar pronto las restricciones a la celebración de la misa tridentina debido a un "nuevo y renovado interés" en ella, especialmente entre los católicos más jóvenes.

En las últimas décadas, los sacerdotes sólo podían celebrar la misa tridentina con la autorización de su obispo. Los jerarcas de la Iglesia aguardan ansiosamente la decisión de Benedicto para ver cuán lejos irá en la flexibilización de esa regla.

El cardenal Castrillón desmintió que la medida representara "un paso atrás, un retroceso a la época anterior a las reformas". En cambio, dijo, es un intento por dar a los fieles mayor acceso a un "tesoro" de la Iglesia.

El Papa también actuó _según dijo el prelado a los obispos en Brasil_ para tomar contacto con un grupo ultratradicionalista y cismático, la Sociedad de San Pío X, y reintegrarlo al seno del Vaticano.

El ya fallecido arzobispo Marcel Lefebvre fundó la sociedad en 1969 en Suiza, opuesta a las reformas del Vaticano II, particularmente las litúrgicas. El Vaticano excomulgó a Lefebvre en 1988 después que consagró a cuatro obispos sin el consentimiento de Roma. Los cuatro obispos también fueron excomulgados.

Benedicto ha mostrado interés en reconciliarse con el grupo, que ha exigido un uso más flexible de la misa antigua como requisito para normalizar relaciones.

Pero obispos de la vecina Francia, donde el grupo de Lefebvre tiene fuerza, han objetado públicamente a toda liberalización del rito antiguo, aduciendo que su uso más extendido podría provocar divisiones dentro de la Iglesia y significar el rechazo de otras enseñanzas del concilio.

"Tal decisión amenaza la unidad entre los sacerdotes al igual que entre los fieles", según una declaración difundida a fines del año pasado por los obispos de Estrasburgo, Metz y Besançon.

El cardenal belga Godfried Daneels, de tendencia liberal, se hizo eco de dicha preocupación diciendo que una mayor celebración de la misa tridentina podría polarizar la Iglesia y, dependiendo de cómo se redactare el documento, conducir a la "negación" de reformas del Vaticano II como el apoyo a la libertad religiosa.

"El rito no es lo importante, sino lo que viene después", dijo Daneels a la Associated Press. "No podemos volver atrás. Vaticano II es un concilio como todos los demás".

Otras preocupaciones han sido manifestadas por grupos involucrados en el diálogo cristiano-judío debido a que el rito tridentino incluye plegarias que algunos no cristianos consideran ofensivas. Por su misma naturaleza, la liturgia tridentina precede a los documentos históricos del Vaticano II para mejorar las relaciones con los judíos y gente de otras creencias.

El rabino David Rosen, que está a cargo de las relaciones interreligiosas en el Comité Judío Americano, dijo que escribió en marzo a varios cardenales para manifestar preocupación sobre una plegaria para los "infieles" incluida en la misma, al igual que una oración utilizada durante la liturgia de Semana Santa que tenía referencias a los "pérfidos" o infieles judíos.

El cardenal Walter Kasper, a cargo de las relaciones del Vaticano con los judíos, le aseguró que el misal tridentino utilizado actualmente no contiene dicha referencia al judío "pérfido".

Pero en una carta, Kasper agregó que "no he podido obtener una respuesta clara" relativa a la oración para los infieles.

Monseñor James Moroney, experto en liturgia de la Conferencia de Obispos Católicos Estadounidenses, opinó que la medida no tendrá un impacto demasiado significativo porque afecta a muy poca gente.

Pero agregó que al resucitar y promover el rito antiguo, "por definición uno está rechazando el juicio sobre cuestiones litúrgicas del desarrollo pontífico y episcopal" de los últimos 40 años.

Pese a dichas preocupaciones, el Papa sigue adelante con el documento, aunque no se ha anunciado la fecha de su difusión.

El rito tridentino difiere significativamente de la nueva misa que surgió tras el Concilio Vaticano II.

Además de las oraciones en latín, que se diferencian de las utilizadas en la liturgia moderna, el sacerdote mira al altar, de modo que se le considera como el conductor de los fieles en la plegaria. Los feligreses no participan activamente en el servicio.

Los planes del pontífice son saludados por los católicos tradicionalistas que se mantienen todavía en buenas relaciones con el Vaticano. Estos feligreses sencillamente prefieren el servicio tridentino al moderno y su número crece, particularmente entre los jóvenes para quienes la misa antigua es realmente algo nuevo.

"No creo que el Papa esté haciendo esto si no hubiese un número creciente de personas..., un interés creciente, no solamente entre laicos sino también entre los clérigos", dijo Michael Dunnigan, titular en Estados Unidos de Una Voce, un movimiento laico internacional que busca preservar la liturgia latina.

No hay estadísticas globales sobre la participación en las misas tridentinas. Pero en Estados Unidos _donde la demanda parece mayor que en gran parte de Europa_, 105 de las 176 diócesis católicas ofrecen al menos una misa tradicional cada domingo, dijo Dunnigan.

Ginevra Crosignani, de 34 años, asiste regularmente al rito tridentino celebrado todos los domingos a las 10 de la mañana en la iglesia Gesú e María en el centro de Roma. Dice que empezó a asistir hace unos diez años y que la siente como una experiencia mucho más trascendental que los servicios modernos, que equiparó a ir a un "club nocturno" debido a la música y al papel de tipo teatral del oficiante.

"El Nuevo Orden se convirtió en una celebración social en vez de una celebración religiosa", dijo un domingo reciente.

Los servicios atraen a muchos feligreses y más de la mitad parece menor de 40 años.

"Antes, era más bien la gente de edad que se veía atraída a ese rito", dijo. "Creo que ahora los jóvenes están buscando algo, están ávidos de hallarlo y no lo encuentran en el Nuevo Orden".

En un documento de 1988, el papa Juan Pablo II instó a los obispos a conceder generosamente la autorización para celebrar el rito tridentino. Pero muchos proponentes dicen que los obispos se han mostrado renuentes, ya sea por motivos personales o por carecer de sacerdotes suficientes que supieran cómo celebrarlo.

Una Voce respondió asociándose con la Fraternidad Sacerdotal de San Pedro, una comunidad tradicionalista, para manejar un seminario de instrucción para sacerdotes a fin de enseñarles la misa latina. "Tenemos ahora una lista de espera", dijo Dunnigan.

Igualmente los seminarios de otra pequeña comunidad tradicionalista, el Instituto de Cristo Rey, desbordan de interesados, dijo el vicario general del instituto, monseñor R. Michael Schmitz.

"No hay ninguna escasez de vocaciones", afirmó. "Por el contrario, tenemos tantas que no podemos aceptarlos a todos".

Benedicto ha dejado en claro durante años que admira el rito tridentino y ya ha incorporado el latín a misas en la basílica de San Pedro. (AP)

Fuente: Clave digital

2 comentarios:

Walter Chadicov dijo...

La liturgia a la cual se quiere volver es del Siglo XVI, o sea, que estamos volviendo atrás a la época de la Edad Media. Sólo faltaría volver a la inquisición, que fue en la misma época, y a las cruzadas, para acercarnos al verdadero catolicismo tradicional. Es una verguenza no haber aprendido nada del pasado y volver a su barbarie.

Anónimo dijo...

Pues ahora con el modernismo cismatico al mando en Roma, no quedara otra q volver a la tradición, donde lo q se recuerda es la Pasión del Señor. www.elgranaviso-mensajes.com Ademas tendremos q escondernos, porque La Verdad ya no será,legal.