La Hacienda de la Esperanza espera impaciente al Papa
El Papa visitará ese establecimiento, un día antes de presidir la apertura de la V Conferencia General del Episcopado de América Latina y del Caribe (Celam) en el santuario de Nuestra Señora Aparecida, según el programa oficial del viaje papal, que concluirá el día 14.
Nelson Giovanelli dos Santos, uno de los fundadores del centro, destaca que en los últimos meses han recibido la atención de periodistas de todo el mundo y ofertas de donación de 25 haciendas para continuar su trabajo.
Fueron precisamente los medios de comunicación, en concreto la red Globo de televisión, quien lo bautizó como 'Hacienda de la Esperanza' cuando, 'con apenas cuatro años de vida', hicieron un reportaje sobre la institución, explicó en entrevista con Efe dos Santos.
El reportaje de televisión hizo que se multiplicaran las llamadas y demandas de ingreso de personas con problemas de dependencia, y llevó a la apertura de dos nuevos centros en Brasil.
Desde la apertura del primer establecimiento en 1983 Guarantinguetá, en el estado de São Paulo, se han creado 42 haciendas, una decena de ellas en Alemania, Argentina, Filipinas, Guatemala, México, Mozambique, Paraguay y Rusia.
El primer paso para que una persona reciba tratamiento es 'que desee salir de esa vida', explicó Antonio Eleoterio, quien trabaja en la Hacienda desde su creación por dos Santos y el fraile alemán Hans Stapel.
'Tres puntos son fundamentales: la espiritualidad, la convivencia (entre internos) y el trabajo como terapia y medio de subsistencia', agregó.
El tratamiento, que dura 12 meses, es totalmente gratuito, aunque se pide a las familias que al entrar en la institución compren una bolsa de productos para ayudar a su financiación.
El trabajo puede ser agropecuario o industrial, dependiendo de la Hacienda donde ingrese el dependiente, y los productos que elaboran son distribuidos tanto en los centros como en supermercados.
La mayoría de los que reciben ayuda en Brasil son ciudadanos de este país, pero los establecimientos están abiertos a cualquier nacionalidad y, por ejemplo, en la unidad de Piedrinhas, que será visita por Benedicto XVI, hay 120 personas de entre 16 y 50 años, entre ellos rusos, alemanes, argentinos y paraguayos.
La visita del Papa ha alterado la rutina de la Hacienda, donde desde hace meses se desarrollan obras de remodelación y mejora para recibir al Pontífice y su comitiva que, según dos Santos, han tenido un costo de 5 millones de reales (unos 2,5 millones de dólares).
Danilo Dos Santos Pereira, un antiguo interno que ahora es responsable de una de las casas, señala que la visita del Papa ha generado un interés inusitado de la prensa y que 'todos se están sintiendo importantes', aludiendo a los internos.
Sobre su pasado cuenta que comenzó a fumar marihuana con 11 años. A los 13 se drogaba inhalando cola y empezó a tomar cocaína, y a los 16 conoció el 'crack', además de dedicarse al tráfico de marihuana.
'Con 17 años no aguantaba más la vida que llevaba. Sentía que no había nacido para aquello y que podía tener una vida mejor', explica dos Santos, quien conoció la Hacienda por un documental en una cadena de televisión católica.
Tras superar la adicción, volvió a vivir con la familia, pero al cabo de un año regresó al centro para ayudar a otros y ahora piensa en estudiar filosofía y teología.
Según Nelson dos Santos, la Hacienda y la comunidad que vive en ella han tenido 'dos grandes momentos', el primero de los cuales fue su fundación y el segundo será esta visita.
La presencia del Pontífice en la institución va a suponer un reconocimiento de que el amor, 'en comunión con la familia, es el camino por excelencia para la recuperación' de las dependencias.
El trabajo que desarrollan es una labor 'de rescate de la dignidad humana', según Hans Stapel.
Nelson Dos Santos recuerda que cuando el fraile invitó personalmente al Papa a visitar la Hacienda de Piedrinhas, a pocos kilómetros de Guaratinguetá, explicó que los internos son personas 'que experimentaban el infierno en la tierra' y estaban necesitando 'misericordia'.
Fuente: Terra.es
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