domingo, 15 de abril de 2007

Los evangelicos desembarcan en Africa


“Llamado telefónico a Jesús. Hola”, cantan los niños en el campamento de refugiados de Aler, mientras bailan frenéticamente, descalzos, sobre el piso de concreto de la capilla.

La mayoría de los residentes nunca ha usado un teléfono, pero están aprendiendo sobre Jesús. El pastor Franklin Graham, hijo del conocido evangelista Billy Graham, sonríe mirando a los niños, miembros de un club administrado por Samaritans Purse, la organización misionera cristiana que él dirige.

Los cristianos evangélicos han estado viniendo al Africa durante siglos. Los críticos los acusan de aprovecharse de comunidades vulnerables obligando a la gente a abandonar sus creencias tradicionales a cambio de los artículos y remedios que necesitan desesperadamente. Pero Graham afirma que su grupo satisface necesidades espirituales además de físicas, y asegura estar orgulloso de lo que se ha logrado.

“Queremos traer esos niños a Cristo”, dijo a Graham el pastor George Purkweri. “Tienes el corazón de un pastor”, respondió Graham, palmeándolo en la espalda.

Purkweri dijo que la guerra en el norte de Uganda ha expuesto a los niños a muchos horrores.

“Esta generación es nuestra esperanza para el futuro”, afirmó. “Están viendo muchas cosas negativas que los apartan de Cristo y pueden corromper sus corazones. Nosotros los recuperamos”.

Graham vino en su jet privado al Africa oriental recientemente con una delegación de veinte personas, incluyendo el ex líder de la mayoría en el senado Bill Frist, para revisar la obra de Samaritan’s Purse.

Randall Balmer, profesor de historia religiosa estadounidense en la Universidad de Columbia, dijo que la influencia de grupos como el de Graham puede tener un largo alcance.

“Una de las críticas más comunes a los evangélicos es que buscan conversiones culturales además de espirituales”, afirmó. “Quieren cambiar el modo en que la gente se viste y se comporta”.

Pero Graham disintió. Como pastor, dijo, “deseo ayudar a la gente físicamente, deseo ayudarles a sobrellevar sus penas, sus dolores, pero quiero hacerlo para poder hablarles sobre el hijo de Dios, Jesucristo. La conversión que hacemos es por medio de la persuasión, el razonamiento. Ellos recibirán nuestra ayuda material de todos modos”.

Samaritan’s Purse recibe la vasta mayoría de sus considerables fondos de donaciones privadas, lo que le permite a Graham operar en forma independiente y expeditiva.

“Financieramente no dependo de un gobierno y por eso tengo libertad para predicar la Biblia”, afirmó Graham. “Nuestro dinero proviene de los cristianos. Una donación promedio oscila en menos de 100 dólares anuales, pero tenemos millones de personas que nos apoyan. Eso nos da una ventaja porque, cuando se produce una crisis, no tengo que esperar y escribir una propuesta”.

Este dinamismo contribuye a la popularidad y poderío de Samaritan’s Purse.

Durante su visita, Graham se reunió con el presidente Yoweri Museveni de Uganda, el presidente Salva Kiir del sur del Sudán e incluso el presidente de Sudán, el musulmán Omar al-Bashir. Graham tiene también conexiones en Estados Unidos; en el 2001 leyó la invocación durante la asunción del presidente George W. Bush.

De todos modos, insiste en que Samaritan’s Purse es apolítica.

“No soy un político. Ni tampoco militar. Soy predicador”, recalcó Graham.

En el calor agobiante del mediodía en Agweng, uno de los campamentos en el norte de Uganda, Graham presenció la distribución de 600 toneladas de ayuda alimenticia de la ONU a más de 30.000 personas.

Otro programa de Samaritan’s Purse se concentra en el sida, un tema delicado para la derecha religiosa. El grupo recibe parte de su financiación del Plan de Emergencia Presidencial para el Alivio del Sida (Estados Unidos). El gobierno de George W. Bush ha sido criticado por canalizar dinero por medio de grupos religiosos que anteponen la abstinencia al uso de condones.

Samaritan’s Purse se ha esforzado por asegurarse de que los residentes en el campamento se sometan a exámenes del VIH, el virus del sida. Los miembros del personal suministran a los pacientes de sida mantas y alimentos... además de compartir con ellos su amor por Jesús.

“Ustedes son lo más importante que me ha ocurrido en mi vida”, le dijo a Graham un portador del VIH de 54 años, Sipriano Ojok. “Yo estaba demasiado débil antes de que su gente viniera a visitarnos... Acepté a Jesucristo en mi vida y ahora me siento bien”.

“Un día tú y yo estaremos juntos en el paraíso adorando a Dios”, le respondió Graham antes de ponerse a orar con él. “Tendrás un nuevo cuerpo que será fuerte y saludable”.

A los infectados con el VIH se les suele rehuir aquí.

“Es importante demostrar a la gente que no tenemos miedo”, dijo Graham. “Cuando una persona tiene sida se le puede dar remedios —lo hacen muchas agencias— ?pero qué esperanza tendrán si no les demuestras amor?”

Admitió que organizaciones evangélicas como Samaritan’s Purse tienen opositores, pero pidió que fuera juzgada imparcialmente.

“Puede que no coincidan conmigo. ¿Pero alimentamos a la gente? Sí. ¿La vestimos? Sí. ?Le proporcionamos médicos y remedios? Sí. ?Tenemos hospitales? Sí”, afirmó. “Si quieren ver la obra que hago no tienen motivo de queja porque la obra está a la vista”.


Fuente: Agencia Africana de Noticias

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