viernes, 6 de abril de 2007

El cardenal Bertone es el nuevo Camarlengo del Papa


El papa Benedicto XVI ha nombrado al secretario de Estado vaticano, el cardenal Tarcisio Bertone, nuevo camarlengo de la Iglesia Romana, en sustitución del español Eduardo Martínez Somalo, informó ayer el Vaticano. Martínez Somalo renunció al cargo al cumplir el pasado marzo 80 años.

El camarlengo de la Santa Iglesia Romana se encarga de la administración de los bienes y los derechos temporales de la Santa Sede desde que muere el Papa hasta que es elegido el nuevo Pontífice. Bertone tiene 71 años y la unión del cargo al de secretario de Estado es considerada por los observadores como lógica, ya que permite al 'número dos' gestionar la administración del Vaticano durante la Sede Vacante.

La actual normativa vaticana contempla que cuando el Papa muere cesan de sus cargos todos los jefes de los consejos pontificios e incluso el secretario de Estado. Sólo permanecen el camarlengo, el sustituto de la Secretaria de Estado (el ayudante del Secretario vaticano), el penitenciario mayor y el vicario para Roma.

Con motivo de la aceptación de la renuncia, el Papa envió ayer una carta al purpurado español en la que le agradece «el celo, la competencia y el amor» con que ha desarrollado su labor. Benedicto XVI le expresa su «aprecio» por la «gran dignidad» con la que ejerció su labor de camarlengo tras la muerte de Juan Pablo II, el 2 de abril de 2005 y hasta su elección como Pontífice, el 19 de abril.

A Martínez Somalo le tocó gestionar la administración de la Iglesia en esos momentos de interregno, organizar los funerales por Juan Pablo II y el desarrollo del cónclave que llevó a Ratzinger al Solio Pontificio. Nacido en Baños de Río Tobía, La Rioja, en 1927, ha sido uno de los más estrechos colaboradores de Juan Pablo II. Se dice que era el único que le hacía reír a carcajadas.

En cuanto a Tarcisio Bertone, este salesiano con fama de ultraconservador y mediático fue la mano derecha de Ratzinger cuando presidía la Congregación para la Doctrina de la Fe. El purpurado es toda una figura eclesiástica en su Italia natal. Vino al mundo hace 71 años en Romano Canovese, un pequeño pueblo de Turín, y de ahí le viene ese amor incondicional por los colores de la Juventus. Incluso ha sido comentarista televisivo sobre las evoluciones de su equipo.

Su fervor futbolístico no le ha hecho descuidar sus deberes de 'guardián de la fe'. Como secretario del Santo Oficio, Bertone se encargó de promover «la doctrina y el proyecto moral cristiano», además de colaborar en la última revisión del Código de Derecho Canónico. En Italia se le tiene por un hombre inflexible, con principios inamovibles, entregado en cuerpo y alma a preservar los valores tradicionales del catolicismo. Juan Pablo II, con el que también mantuvo una estrecha relación, le encargó tareas tan delicadas como la publicación del tercer secreto de Fátima y la reinserción del controvertido monseñor Milingo.

Cuando se trata de combatir el mal, Bertone tiene fama de inflexible. No le tembló el pulso al poner en marcha una campaña contra el polémico libro -y la posterior película- 'El código Da Vinci', invitando a los más de mil millones de cristianos de todo el mundo a boicotear la obra de Dan Brown.

El prelado turinés fundó en su arzobispado un 'escuadrón antisatanás' para plantarle cara al mismísimo diablo, con sacerdotes exorcistas y psiquiatras. «Aunque se ha vuelto complicado hablar de Satanás, existen unos signos palpables de su presencia», aseveró el 'cardenal sonriente', apodo acuñado por el pueblo para referirse a un religioso que mantiene una relación muy estrecha y cordial con los ciudadanos de a pie. El término 'camarlengo' viene del franco 'kamarling', que significa 'camarero'.

Su función es hacerse cargo del gobierno de la Iglesia católica desde el momento en que un Papa muere y hasta que es elegido su sucesor. El camarlengo organiza el funeral pontificio y administra los asuntos de la Iglesia y el Estado vaticano durante el periodo de interinidad. Sus poderes, sin embargo, son muy limitados, ya que las estrictas normas de la Santa Sede garantizan que en ese tiempo no se tomen decisiones de calado.

Fuente: Agencia Efe

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