miércoles, 21 de marzo de 2007

Toque de atencion a las comunidades neocatecumenales


Al inicio de la Cuaresma, el Camino Neocatecumenal ha recibido dos reclamos autorizados: el primero, del Papa; el segundo, de los obispos de Tierra Santa.

El Camino Neocatecumenal, fundado en España en los años sesenta, dirigido por los laicos Kilo Argüello (en la fotografía) y Carmen Hernández y por el sacerdote Mario Pezzi, es uno de los movimientos católicos más rigurosos. Cuenta con 20.000 comunidades en 6000 parroquias de 900 diócesis en todos los continentes, con 3000 sacerdotes y 5000 religiosas. Tiene una red internacional de 63 seminarios “Redemptoris Mater”. A su expansión contribuyen numerosas familias que van en misión a tierras lejanas.

Con similares frutos, es natural que el Camino reciba el apoyo de numerosos obispos y cardenales. Pero en su contra ha recibido y recibe muchas críticas también autorizadas.

En diciembre del 2005 la congregación para el culto divino y la disciplina de los sacramentos ordenó al Camino Neocatecumenal corregir los modos con los que sus comunidades celebran la misa. Y el 12 enero del 2006, Benedicto XVI solicitó al Camino a “observar atentamente” las normas prescritas. A uno y a otro reclamo, tanto entonces como después, la obediencia ha sido muy parcial.

Otro punto controversial se refiere a las catequesis que el Camino predica en sus comunidades. Los textos son aún hoy en gran parte secretos y algunos de ellos han encontrado objeciones en varias congregaciones vaticanas, incluida la de la doctrina de la fe.

Por último, está en duda la confirmación de los estatutos del Camino, aprobados por la Santa Sede el 29 de junio del 2002 “ad experimentum” por un quinquenio que termina en pocos meses.

Que la aprobación definitiva de los estatutos esté de verdad en duda lo ha dicho Benedicto XVI en persona:

“Nos preguntamos si después de cinco años de experimento se deban confirmar en modo definitivo los estatutos para el Camino Neocatecumenal o si todavía se necesite de un tiempo de experimento o si se deban quizá retocar un poco algunos elementos de esta estructura”.

Era el 22 de febrero, primer jueves de Cuaresma, y el Papa estaba hablando al clero de Roma. La ocasión le fue ofrecida por un sacerdote perteneciente a la comunidad de Schönstatt, Gerardo Raul Carcar, que pregunto al Papa sobre la relación entre las Iglesias y los movimientos.

Y precisamente sobre la no pacífica relación entre las comunidades neocatecumenales y las parroquias y las diócesis en las cuales operan, han intervenido, el 25 de febrero siguiente, primer domingo de Cuaresma, el patriarca latino de Jerusalén, Michel Sabbah, y los otros obispos católicos de Tierra Santa.

Lo han hecho con una carta colectiva dirigida a los miembros del Camino, cortés en la forma, pero severa en los contenidos.

A los neocatecumenales, los obispos de Tierra Santa les reprochan el hacer grupos entre ellos, celebrar la misa separados de las parroquias, no observar los ritos litúrgicos, alejarse de la lengua y de la cultura de la gente del lugar.

Los obispos han madurado estas críticas por experiencia directa. En Tierra Santa los neocatecumenales están presentes en modo masivo. Su ciudadela es una extensa construcción sobre las pendientes del Monte de las Bienaventuranzas, al oeste del Lago de Tiberíades, llamada “Domus Galilaeae”, inaugurada el 24 de marzo del 2000 por Juan Pablo II en persona, en presencia de 50.000 neocatecumenales venidos de todo el mundo.

La arquitectura y la decoración de la “Domus”, con extravagantes mezclas de alegorías cristianas y hebreas, es obra del fundador del Camino, Kiko Argüello.

A sus numerosas comunidades establecidas en Tierra Santa se agrega un incesante flujo de peregrinos neocatecumenales, cuidadosamente separados de los otros visitantes. También las misas las celebran separadamente. Y el desarrollo de sus ritos es idéntico al que ellos usan en cualquier parte del globo, incluidos los cantos compuestos por su fundador y cabeza suprema, Kiko.

Además, sobre el terreno político, las comunidades neocatecumenales no esconden una marcada orientación filoisraeliana: al contrario de los cristianos que habitan en aquellas tierras, que son casi todos árabes y filopalestinos.

A continuación pues las palabras del Papa referentes a los neocatecumenales y la carta dirigida a ellos por los obispos de Tierra Santa, las primeras del 22 de febrero y la segunda del 25:


1. Las palabras de Benedicto XVI

De la conversación con el clero de Roma, del 22 de febrero del 2007


[...] En estos meses recibo a los obispos italianos en visita “ad limina”. […] Algunos son críticos y dicen que los movimientos no se insertan. […] Me parece que tenemos dos reglas fundamentales. La primera regla nos la ha dado San Pablo en la primera carta a los tesalonicenses: no apagar los carismas. Si el Señor nos da nuevos dones debemos ser agradecidos, aunque a veces son incómodos. Y es una cosa bella que nazcan nuevas formas de vida en la Iglesia, como del resto han nacido en todos los siglos.

Inicialmente eran siempre incómodas: incluso san Francisco incomodaba mucho y para el Papa era muy difícil dar una forma canónica a una realidad que era mucho más grande que los reglamentos jurídicos. Para san Francisco era un grandísimo sacrificio dejarse encajar en este esqueleto jurídico, pero al final nació una realidad que vive hoy todavía y que vivirá en el futuro: ella da fuerza y nuevos elementos a la vida de la Iglesia.

En todos los siglos han nacido movimientos. […] Se insertan en la vida de la Iglesia no sin sufrimiento, no sin dificultad. San Benito mismo debió corregir la dirección que en un inicio tenía el monacato. Y así también en nuestro siglo, el Señor, el Espíritu Santo, nos ha dado nuevas iniciativas con nuevos aspectos de la vida cristiana. Estas, vividas por personas humanas con sus límites, crean también dificultades.

Primera regla pues: no apagar los carismas, ser agradecidos incluso si son incómodos. La segunda regla es esta: la Iglesia es una; si los movimientos son realmente dones del Espíritu Santo, se insertan y sirven a la Iglesia y en el diálogo paciente entre pastores y movimientos nace una forma […] edificante para la Iglesia de hoy y de mañana.

Este diálogo es a todos los niveles. El párroco, el obispo y el sucesor de Pedro están a la búsqueda de las oportunas estructuras. En muchos casos la búsqueda ha ya dado sus frutos. En otros se está todavía estudiando: por ejemplo, nos preguntamos si después de cinco años de experimento se deban confirmar en modo definitivo los estatutos para el Camino Neocatecumenal o si todavía se necesite de un tiempo de experimento o si se deban quizá retocar un poco algunos elementos de esta estructura.

En todo caso, yo he conocido a los neocatecumenales desde el inicio. Ha sido un camino largo, con muchas complicaciones que existen también hoy, pero hemos encontrado una forma eclesial que ha mejorado mucho la relación entre los pastores y el Camino. ¡Y vamos adelante así! Lo mismo vale para los otros movimientos.

Como síntesis de las dos reglas fundamentales yo diría: gratitud, paciencia y aceptación también de los sufrimientos que son inevitables. También en un matrimonio hay siempre sufrimientos y tensiones. Y sin embargo [los esposos] van adelante y así madura el verdadero amor. Lo mismo ocurre en la comunidad de la Iglesia: seamos pacientes todos. También los diversos niveles de jerarquía – el párroco, el obispo, el Sumo Pontífice – deben tener entre ellos un continuo intercambio de ideas, deben promover el diálogo para encontrar juntos el camino mejor. Las experiencias de los párrocos son fundamentales, pero también las experiencias del obispo y la perspectiva universal del Papa tienen un lugar teológico y pastoral propio en la Iglesia. [...]

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2. La carta de los obispos de Tierra Santa

Jerusalén, 25 de febrero del 2007


Hermanos y hermanas del Camino Neocatecumenal:

1. La paz de Nuestro Señor Jesucristo esté siempre con vosotros. Nosotros, Ordinarios Católicos de Tierra Santa, os dirigimos esta carta al inicio de la Cuaresma, en el marco del Plan Pastoral común para este año, cuyo tema es la catequesis y la educación religiosa en la parroquia.

Hermanos y hermanas del Camino: sois bienvenidos en nuestras diócesis. Damos gracias a Dios por la gracia que el Señor os ha dado y por el carisma que el Espíritu Santo ha infundido en la Iglesia a través de vuestro ministerio de la formación post-bautismal. Estamos reconocidos por vuestra presencia en algunas de nuestras parroquias, por la predicación de la Palabra de Dios, por la ayuda ofrecida a nuestros fieles en la profundización de su fe y en el arraigo en su propia iglesia local, en "una síntesis de predicación kerigmática, cambio de vida y liturgia" (Estatutos, art. 8).

Siguiendo la Carta que el Papa Benedicto XVI os dirigió el 12 de enero de 2006, y la de la Congregación para el Culto Divino del 1 de diciembre de 2005, os pedimos que ocupéis lugar en el corazón de la parroquia en la que anunciáis la Palabra de Dios, evitando hacer un grupo aparte. Desearíamos que pudierais decir con San Pablo: "Me he hecho esclavo de todos para ganar a los que más pueda" (I Co 9, 19).

El principio al que debemos todos juntos permanecer fieles e informar nuestra acción pastoral debería ser "una parroquia y una Eucaristía". Vuestro primer deber, por eso, si deseáis ayudar a los fieles a crecer en la fe, es arraigarles en las parroquias y en las propias tradiciones litúrgicas en las que han crecido durante generaciones.

En Oriente, nos importa mucho nuestra liturgia y nuestras tradiciones. Es la liturgia la que ha contribuido mucho a conservar la fe cristiana en nuestros pueblos a lo largo de la historia. El rito es como un documento de identidad y no sólo un modo entre otros de orar. Os rogamos que tengáis la caridad de comprender y respetar el apego de nuestros fieles a sus propias liturgias.

2. La Eucaristía es el sacramento de unidad en la parroquia y no de fraccionamiento. Pedimos por lo tanto que las celebraciones eucarísticas, en todos los ritos orientales, y además en el rito latino, sean siempre presididas por el párroco, o, en el caso del rito latino, en pleno acuerdo con él. Celebrad la Eucaristía con la parroquia y según el modo de la Iglesia local. "Allí donde está el obispo, allí está la Iglesia", escribió San Ignacio de Antioquía. Enseñad a los fieles el amor por sus tradiciones litúrgicas y poned vuestro carisma al servicio de la unidad.

3. Os rogamos además que os empleéis seriamente en el estudio de la lengua y la cultura de la gente, en señal de respeto hacia ellos y como instrumento de comprensión de su alma y de su historia, en el contexto de Tierra Santa: pluralismo religioso, cultural y nacional. Además, en nuestros países, Palestina, Israel, Jordania, todos están en la búsqueda de la paz y de la justicia, una búsqueda que forma parte integrante de nuestra vida de cristianos. Toda predicación debería orientar a nuestros fieles en las actitudes concretas que hay que asumir en los diversos contextos de la vida y en la propia situación de conflicto que continúa en Palestina: actitud de perdón y de amor hacia el enemigo, por un lado, y por otro, exigencia de los propios derechos, especialmente la dignidad, la libertad y la justicia.

Os rogamos que prediquéis un Evangelio encarnado en la vida, un Evangelio que ilumine todos los aspectos de la vida y arraigue a los fieles en Jesucristo Resucitado y en todo su ambiente humano, cultural y eclesial.

Pedimos a Dios que colme vuestros corazones con su fortaleza y su amor, y que os conceda la gracia para que podáis colmar los corazones de los fieles de su amor y de su fortaleza.

+ Michel Sabbah, Patriarca Latino de Jerusalén
+ Elias Shakour, arzobispo greco-melquita católico de Acri, Haifa, Nazaret y de toda Galilea
+ George El-Murr, arzobispo greco-melquita católico de Filadelfia, Petra y de Jordania
+ Paul Sayyah, arzobispo maronita de Haifa y de Tierra Santa, y exarca patriarcal maronita de Jerusalén, de los Territorios Palestinos y de Jordania
+ Fouad Twal, obispo coadjutor latino, Jerusalén
+ Kamal Bathish, obispo auxiliar latino, Jerusalén
+ Selim Sayegh, vicario patriarcal latino para Jordania
+ Giacinto-Boulos Marcuzzo, vicario patriarcal latino para Israel
+ Pierre Melki, exarca patriarcal siro-católico de Jerusaén, de Tierra Santa y de Jordania
+ George Bakar, exarca patriarcal greco-melquita católico de Jerusalén
+ Rafael Minassian, exarca patriarcal armenio católico de Jerusalén, de Tierra Santa y de Jordania


Fuente: Agencia Vaticana

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