El Papa anima a evangelizar el mundo del trabajo
En un mensaje dirigido al Presidente del Pontificio Consejo para los Laicos, Mons. Stanyslaw Rylko, y a los participantes en el 9º Foro Internacional de los Jóvenes sobre el tema "Testigos de Cristo en el mundo del trabajo", el Papa Benedicto XVI recordó que "la finalidad última del trabajo es la construcción del Reino de Dios" y urgió a los cristianos a "vivir como cristianos en el mundo del trabajo y ser apóstoles entre los trabajadores".
En el mensaje leído esta mañana por el Prelado a los jóvenes de 80 países que participan en el evento celebrado esta semana en Rocca di Papa, en las cercanías de Roma, el Santo Padre indicó que "todas las actividades humanas deberían ser una ocasión y un lugar para el crecimiento de los individuos y de la sociedad, el desarrollo de los 'talentos' personales que es necesario valorar y poner al servicio ordenado del bien común, en espíritu de justicia y de solidaridad. Para los creyentes, además, la finalidad última del trabajo es la construcción del Reino de Dios".
El Papa subrayó que "hoy es más necesario y urgente que nunca proclamar 'el Evangelio del trabajo', vivir como cristianos en el mundo del trabajo y ser apóstoles entre los trabajadores. Pero para realizar esta misión hay que permanecer unidos a Cristo con la oración y una intensa vida sacramental, valorando para ello de modo especial el domingo, que es el día dedicado al Señor".
Al describir algunos aspectos de la relación entre los jóvenes de hoy y el mundo laboral, el Pontífice señaló que "las transformaciones registradas durante los últimos años en la economía, la tecnología y las comunicaciones modificaron radicalmente la fisonomía y las condiciones del mercado laboral".
"Estos progresos –agregó– suscitaron nuevas esperanzas en los jóvenes, pero, al mismo tiempo, crearon entre ellos formas preocupantes de marginación y explotación, con crecientes situaciones de malestar personal".
Asimismo, Benedicto XVI constató que el fenómeno de la globalización lleva consigo "una exigencia de movilidad que obliga a numerosos jóvenes a emigrar y a vivir lejos del país de origen y de la propia familia. Esto genera en tantos un inquietante sentido de inseguridad, que repercute en la capacidad no solo de imaginar y de proyectar el futuro, sino incluso de comprometerse concretamente en el matrimonio y en la formación de una familia".
Fuente: Radio Vaticana
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