domingo, 11 de febrero de 2007

El Papa pide la valentia de la verdad en la vida publica


Benedicto XVI considera que en tiempos de subjetivismo es más necesaria que nunca en la vida pública la valentía de decir y seguir la verdad.

Así lo constató este sábado al recibir en audiencia a los miembros de una delegación de la Academia de Ciencias Morales y Políticas de Francia, en la que el cardenal Joseph Ratzinger fue elegido miembro asociado extranjero el 13 de enero de 1992.

El Papa ocupa en esta institución el escaño que había dejado libre al fallecer el premio Nobel de la Paz, Andrei Dmitrievich Sajarov (1921–1989), físico nuclear ruso, activista de los Derechos Humanos.

Esta Academia, como recordó el Papa, es un lugar de intercambio que busca proponer al conjunto de los ciudadanos y a los legisladores reflexiones para ayudar a «encontrar las formas de organización política más favorables al bien público y al desarrollo del individuo».

Refiriéndose al contexto cultural actual, caracterizado por el subjetivismo, «que hace que cada quien tienda a tomarse como única referencia y a considerar que lo que él piensa tiene el carácter de la verdad», el sucesor del apóstol Pedro pidió «formar las conciencias en los valores fundamentales, que cuando no se respetan ponen en peligro al hombre y a la misma sociedad».

Recogiendo el legado espiritual de Sajarov, recordó que «es necesario, tanto en la vida personal como pública, tener la valentía de decir la verdad y seguirla, de ser libre con respecto al ambiente, que con frecuencia tiende a imponer puntos de vista y comportamientos».

«La auténtica libertad consiste en caminar por la senda de la verdad, según su propia vocación, sabiendo que cada quien tendrá que rendir cuentas de su vida ante su Creador y Salvador», subrayó el pontífice.

Por eso, consideró que los jóvenes tienen en estos momentos el desafío de «no vivir sólo para las apariencias, sino de desarrollar la vida interior, lugar unificador del ser y del actuar, lugar del reconocimiento de nuestra dignidad de hijos de Dios llamados a la libertad».

Fuente: Catholic.net

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