Al Papa le gustan las comidas sencillas, pero bien preparadas
Aunque, a lo largo de la historia, ha habido muchos Pontífices exigentes a la hora de gozar de la comida -el último de ellos, Juan XXIII-, lo cierto es que tanto Juan Pablo II como su sucesor, Benedicto XVI, no han destacado por tener gustos extravagantes.
Aun así, según Eva Celada, «existe una diferencia enorme entre lo que comía uno y lo que come el otro». Mientras Wojtyla, cuando visitaba Roma como cardenal sólo tomaba pizza y pasta y, ya como Papa, gustaba de la tradicional comida polaca, Joseph Ratzinger era de los pocos cardenales que se preparaba su propia cena.
«Benedicto XVI es amante de una comida bien preparada, y es que su madre era una cocinera profesional», comenta la autora.
A diferencia de Juan Pablo II, que gustaba de beber un vaso de vino tinto español en las comidas; el nuevo Papa es abstemio.
Ambos coinciden en una tradición muy española: la siesta después de comer.
Fuente: Diario Montañés
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