viernes, 22 de diciembre de 2006

Balance del Papa despues de 20 meses guiando a la Iglesia


A veinte meses de su elección como Papa, Benedicto XVI se ha convertido ya en un caso de estudio a nivel mundial.

Un indicio en tal sentido es el retrato en palabras e imágenes que da el libro “Benedicto XVI, el alba de un nuevo papado”, publicado en estos días simultáneamente en italiano e inglés.

Lo publica la White Star, una editorial vinculada a la National Geographic Society.

Los números hablan. Benedicto XVI es el papa más popular de la historia, entendiendo por pueblo a quienes arrastra como imán a la plaza San Pedro, cada domingo en el Ángelus y cada miércoles a la audiencia general, de Roma y de toda la tierra.

Las asistencias a esos encuentros son sistemáticamente más que dobles respecto a las que tenía su predecesor Juan Pablo II, que a su vez había pulverizado todo record. Pero lo que impresiona más es la relación entre demanda y oferta. El producto que con éxito Benedicto XVI ofrece a la multitud está constituido solamente por sus palabras.

Benedicto XVI no muestra para nada sentirse aplastado por las comparaciones con su predecesor. No lo imita en nada. Juan Pablo II no caminaba, paseaba majestuosamente, con solemnidad. El papa Ratzinger con pasos rápidos va directo a la meta. Juan Pablo II dominaba la escena. Benedicto XVI se preocupa por llevar la atención hacia algo que está más allá de sí mismo.

Es el primer papa teólogo en la historia de la Iglesia. Pero sabe enseñar teología también a los sencillos. También a los niños. Una de los modos de comunicación que ha inventado lo constituyen los improvisados “pregunta-respuesta” con los más variados interlocutores. Incluso lo ha hecho con decenas de miles de niños de la primera comunión, con edad promedio de 9 años, reunidos en la plaza San Pedro.

Un niño le pregunta: “Mi catequista me ha dicho que Jesús está presente en la Eucaristía. ¿Pero cómo? ¡Yo no lo veo!” Respuesta: “Sí, no lo vemos, pero hay tantas cosas que no vemos y que existen y son esenciales. Por ejemplo, no vemos nuestra razón. Sin embargo poseemos la razón”.

Fuente: Vatican. va

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