En Efeso, tras los pasos de San Pablo
Pero eso fue al final del día. Por la mañana, el Papa pudo perderse en el tiempo en Éfeso. Ratzinger pretende no hacer política e ir a lo suyo, y dada su adoración por la pureza de los orígenes de la fe, sin duda disfrutó de esta etapa. Entre olivos y lomas bíblicos, en paisajes que poco han cambiado en dos milenios, las piedras hablan de historia y el Papa sabe el suelo que pisa.
Por los polvorientos caminos de Anatolia anduvo de aquí para allá San Pablo escribiendo cartas a las primeras comunidades cristianas, y en Éfeso se celebró el tercer concilio ecuménico en 432. Las crónicas cuentan que entonces acudieron a Éfeso unos 200 sabios a discutir sobre la naturaleza de Cristo y, como en un círculo de la historia, ayer rondaban ese número los fieles que asistieron a la misa de Benedicto XVI, la más pequeña que ha celebrado en público como pontífice. En parte porque apenas hay 30.000 católicos en Turquía, pero también por los obstáculos de seguridad impuestos.
En Éfeso también acabó sus días la Virgen acompañada de San Juan. Que viviera en el mismo lugar donde ayer el Papa celebró la misa, ya es otra cosa. La ubicación de la llamada Casa de la Virgen responde ni más ni menos que a una de las alucinaciones de la vidente alemana Anna Katharina Emmerick, según una excavación arqueológica de 1891. Pero no deja de ser cierto que el monasterio descubierto data del siglo I y que la tradición de culto a María en la zona es enorme y ancestral.
Hay unos 30 templos y este de Éfeso es meta anual de unos tres millones de peregrinos, tanto musulmanes como cristianos, pues la Virgen es muy valorada por el Corán y figura de devoción.
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LOS ORIGENES DE EFESO
Se ha identificado a Éfeso como la ciudad de Apasa o Abasa, mencionada por los hititas como la capital del reino de Arzawa. También se ha encontrado cerámica micénica.
La fundación de la Éfeso griega en el siglo XI adC se debe a colonos atenienses liderados por el hijo del rey Codros, de nombre Androclo, aunque una leyenda se la atribuye a las Amazonas.
LAS VISITAS DE SAN PABLO A EFESO
La primera visita de Pablo a Éfeso fue sólo de tres meses. Se encuentra la historia en Hechos 18:19-21. La obra que fue empezada allí fue avanzado por Apolos (Hechos 24-26), Priscila y Aquila.
Sobre su segunda visita, a principios del año siguiente, él permaneció en Éfeso "tres años", ya que descubrió que esa región era la llave a las provincias occidentales de Asia Menor. Aquí "una puerta grande y eficaz" le fue abierta (1Corintios 16:9) y la iglesia fue establecida y reforzada por sus diligentes trabajos allí (Hechos 20:20-31).
Desde Éfeso extendió el evangelio por el extranjero "casi en toda Asia" (Hechos 19:26). La Palabra "poderosamente creció y prevaleció" a pesar de toda la oposición y persecución que él encontró.
Sobre su último viaje a Jerusalén, el apóstol desembarcó en Mileto y, tras convocar a los líderes de la Iglesia de Éfeso, les dio un discurso de despedida, ya que sabía que no los volvería a ver. En él les exhortó a mirar por ellos mismos y por todo el rebaño, después de orar hubo gran llanto de todos porque no verían más su rostro (Hechos 20:18-35).
"LA CIUDAD QUE PERDIO EL PRIMER AMOR", ASI CITA SAN JUAN A EFESO EN EL APOCALIPSIS
Juan, el evangelista, se trasladó a Éfeso hacia el año 62. Con la persecución de Domiciano, Juan es desterrado y sólo bajo el imperio de Nerva pudo volver a Éfeso donde falleció pocos años después a edad muy avanzada.
En el Apocalipsis se cita a Éfeso como la "ciudad que ha perdido su primer amor".
El 22 de junio de 431 se inició el tercer Concilio Ecuménico (Concilio de Éfeso) convocado por el Papa San Celestino I e impulsado por Cirilo de Alejandría para combatir el nestorianismo.
Durante los siglos VII y VIII, Éfeso estuvo permanentemente hostigada por los árabes.
En Efeso se encuentra actualmente, la biblioteca más antigua del mundo. También se dice que es la primera ciudad del mundo
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